Es habitual empezar el año planificando los objetivos y el funcionamiento de tu empresa. Sin embargo, para muchas pymes, la mayoría de los planes no llegan a implantarse finalmente.
Todo debe de estar bien coordinado y perfectamente alineado, y la complicación no se encuentra en la teoría, si no en intentar llevarlo a la práctica ya que hay demasiadas variables que no controlamos. Por ello, es fundamental fijar objetivos claros y que sean realistas con los recursos y el contexto que atraviesa la empresa.
¿De qué hablamos cuando pretendemos fijar objetivos?
Planificar los objetivos de tu negocio es idearlo, es decir, pensar en cómo quieres que sea en el medio y largo plazo. Cómo afectan los cambios a tu equipo, las tareas a realizar, en los tiempos y plazos, etc. En definitiva, en definir cómo quieres que sea tu negocio, porque será la base para construir todo lo demás.
Un ejercicio interesante es pensar lo siguiente: ¿en qué empresa me he de convertir para cumplir este objetivo? Una vez cuentes con tus objetivos definidos, debes pensar en el salto que tiene que realizar tu empresa de tal forma que logre lo que se proponga. Es entonces cuando tendrás que valorar si es posible alcanzarlo en el tiempo que has planteado. Si la respuesta a esto último es afirmativa, entonces adelante. Si, por el contrario, parece irreal o complicado, habrá que reajustar tu objetivo.
Los planes y los objetivos no van de establecer objetivos cuantificables, de KPIs sin alma, ideas sin aterrizar o acciones gigantescas sin posibilidad de realización. Y es que, para impulsar tus resultados, necesitas un plan adaptado a las necesidades de los emprendimientos pequeños o unipersonales.
¿Qué aporta un buen plan?
Antes de pasar directamente a planificar los objetivos de tu empresa, por muy claros que estén hay que conocer el para qué. Los objetivos y metas van a ayudarte a dibujar el camino que quieres para tu empresa, pero debes ser constante y cumplir el plan establecido con las mínimas desviaciones posibles.
El camino será largo y resultará costoso pues no siempre sabes con qué te vas a encontrar, ya que surgirán imprevistos.
De este modo, conocer el para qué te mantendrá cuerdo y a flote. Un plan te ayudará a conocer a donde te diriges, cuál es tu rumbo, con que cuentas para hacer el camino, a quien quieres llegar y cuál es el proceso. Tu motivación depende mucho de tu visión, es decir, que si tienes claro que lo vas a conseguir crearás un entorno propicio para que se cumpla.
¿Por qué fallas a la hora de planificar?
Hay que trabajar también la mentalidad propia. Tu experiencia pasada con los planes y los objetivos, habrás creado ciertas creencias que se te pueden haber enquistado. Es importante que analices cuáles te motivan o refuerzan y cuáles te limitan, ya que te tienes que deshacer de éstas últimas para no sabotear tu propio negocio. Poco importa, finalmente, lo que trabajes en planificar objetivos para tu empresa, si la base no está bien asentada, si tratas de implementar, te encontrarás con algunos obstáculos que hay que prever.
En definitiva, conseguir los objetivos definidos para tu empresa no es un camino fácil pero lo más importante es partir de un plan inicial que nos sirva de hoja de ruta y nos permita detectar rápidamente las posibles desviaciones en su cumplimiento.
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